Durante la vida de muchos llegamos al momento recurrente en cual alguien no esta de acuerdo con nosotros. Poco a poco construimos muros colosales para prohibir la entrada de ciertos pensamientos o ideologías sobre lo que nosotros estamos seguros de ser cierto.
No hay que viajar lejos para encontrar a gente de mentalidades diferentes y llegamos a muchas conclusiones parecidas y, por ende, aceptables. El cielo es azul, las frituras son malas para nosotros pero nos encantan como brujería, tener celular es algo normal y primordial para tu convivencia digital. Cuando alguien te menciona de que algo que acostumbras hacer es cuestionable y, en los casos generales, incorrecto; tenemos que pelear por lo que a nosotros se nos hace rutinario. Nuestros rituales.
Un ritual no es más que un algoritmo predeterminado que se lleva a cabo con detalle y concentración para asegurar el proceder de nuestro día. Nuestra reacción involuntaria que nos define como individuos muy particulares. Un ritual encamina al proceso de explicar y definir lo que nos rodea con las verdades que hemos aceptado como absolutas. Un ritual nos pone los pasos a seguir con un orden y propósito pero no crea la capacidad de reflexionar al fondo de como lo estamos realizando mientras siga las ordenes del inconsciente aislando nuestro ser en espera mientras se completa el trabajo. ¿Debería mi ritual ser el tuyo o el de alguien más? ¿Cuándo considerare que podría haber una variante y estilo para el tuyo, el nuestro?
En algún punto, generalmente cuando nos encontramos sin nuestros tutores al lado para defender nuestros ideales, nos enfrentamos con la situación en la cual alguien no le parece correcta ni adecuada nuestra postura de como servir el cereal. ¿El cereal? Algo tan sencillo puede llegar a un argumento de el "¡¿por qué?" y el "pour quoi?" y nuestro "why?" pones la leche antes que el cereal?!
Un ejemplo de esta forma parece trivial y sin sentido pero igual como podemos argumentar que la propina es opcional, el trafico debería orillarse en caso de servidores públicos necesitando llegar hacia adonde fueron solicitados, y como debemos enfrentarnos a la situación de compromiso con una pareja, ni en la propia familia llegamos a conclusiones convergentes. Parece que el objetivo no llega ser ver como somos similares, al contrario andamos observando detalladamente las diferencias en nuestros rituales triviales y sin sentido.
Propongo la actividad trivial. Entender que, aunque igual sea homo sapiens, humano, civilizado, mexicano, o simplemente un ser, este es su ritual y no estamos obligados a adoptarlo como nuestro. Esencialmente estamos obligados a entender que ese es su ritual que a la vez podemos aprender a comprender y reflexionar de como un mundo tan inmenso tiene vastas ideas y procedimientos para lo que se les enfrente. Un problema no se tiene que solucionar de una solo forma, hay otras. Dejemos al lado las diferencias que nos obligan a pensar, mucho antes del entendimiento, ¿cual es mejor? ¿No te parecía sencillo considerar que solo son diferentes? ¿Necesitas saber que lo que piensa una persona que no entiendes es mejor o peor?
Hay una transferencia que ocurre no solo entre Freud y el neurótico. Hay una transferencia en cada mirada y con ella llegan sus palabras. Yo decido ser atento, no es una característica.
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